Desde el mes de Febrero mi suegra Isabel está en esta residencia y estamos muy contentos la cuidan mucho y ella está muy agusto. Muchas gracias a todos los trabajadores del centro.
Buenos días! Nuestra madre lleva unos cuatro años en la residencia y el trato y la atención es insuperable. El personal es muy cariñoso y atento, no podríamos estar más felices. El mayor miedo que tuvimos, y que seguramente tienen muchos familiares, es que nuestra madre no esté a gusto y que nunca se encuentre como en casa, ya que es la última estación. Pero con el cariño y la atención que dan cada día de nuevo, nuestra madre está absolutamente feliz. Sólo nos queda decir: MUCHAS GRACIAS POR TODO! Recomendamos este centro a todos, que quieran saber sus familiares en las mejores manos.
Pésima residencia. A mi madre no la daban de comer como a las demás residentes y la dejaban sola en su habitación, se portaron fatal y adelgazó muchos kilos y en 10 meses falleció de desgaste. La enfermera Diana daba instrucciones a las auxiliares para que apenas la dieran de comer. La enfermera Diana y la directora Celina obedecian órdenes, de quien? En el hospital de Toledo dijeron que tenía anemia, lo normal por no darla de comer. No me dieron los papeles y se quedaron con todo. Ahora no puedo demostrar nada pero es la verdad. También me mandaron un burofax amenazandome con tomar medidas si no retiraba la reseña que había puesto anteriormente. No me importa que me denuncien, ya se que ellos son más poderosos y van a ganar, pero quiero que se sepa que mi madre murió antes de tiempo por su culpa.
Mi madre estuvo en Servitrés de Santa Cruz durante tres años. Desde el mismo momento en que la elegimos entre diversas residencias y entramos en contacto con su directora, Celina, y las chicas que atienden a los internos (María, Andrea, Paula, Mar...) mi mujer y yo tuvimos la profunda sensación de que la elección había sido adecuada. Después, cada vez que la visitamos, esta sensación fue creciendo, pues ella misma nos insistía en el buen trato recibido y en la actitud de todos los profesionales que la rodeaban, desde la cocinera hasta la enfermera, pasando por el personal de atención permanente. Cada vez que la dejábamos, después de verla, volvíamos con la enorme tranquilidad de dejarla, no solo en buenas manos sino en mejores que las nuestras propias, pues en nuestra casa no habría estado tan bien atendida como allí. Esa sensación de que mi madre estuviera cuidada y querida nos ha permitido vivir en paz y agradecidos, hasta su fallecimiento en la propia residencia. No puedo más que volver a darles las gracias y animarles a continuar con una labor social determinante. Estamos seguros de que nuestra sensación la comparten muchos familiares de los internos.
Mi padre lleva ya unos meses en la residencia y solo me queda decir lo maravillosos que son todos: desde Andrés, Celina, enfermeras, TCAES y cocina. Las instalaciones huelen a limpio desde que entras y siempre con medidas de protección frente al COVID. Mi padre ingresó con una demencia vascular que se intentó llevar en casa pero finalmente no se pudo, yo recién operada de una rotura de ligamentos y el pesaba unos 80 kilos, ni vivía él ni vivíamos nosotros. Está súper bien atendido, siempre limpito y afeitadito, las chicas lo tratan con mucho cariño y paciencia, y lo de que no utilicen sujecciones fue importante a la hora de decidirnos, yo ya he vivido la pésima experiencia de ver a mi padre atado en hospitales. Me ayudaron con todo el papeleo, todo lo han hecho ellos con muchísima eficiencia y siempre informándome de absolutamente todo. Ahora por fin, tengo la tranquilidad de que a pesar de lo deteriorado que está por su enfermedad y sus otras patologías no puede estar en un lugar mejor. Muchas gracias de nuevo, no tendré nunca suficientes palabras de agradecimiento.