La residencia es estupenda. El trato es cercano, cariñoso, amable y muy profesional. Mi madre me dice que esto (lo de llevarla allí) teníamos que haberlo hecho antes, pero que le daba miedo ir a una residencia. Está feliz, tienen "tertulias" por la tarde en el jardín cuando el tiempo lo permite, juega a las cartas con sus amigas, ha cambiado su silla de ruedas por un andador. Mil gracias a todas por hacer posible que mi madre esté tranquila y feliz en la última etapa de su vida. No pudimos elegir mejor.
Mi madre lleva dos meses y ha experimentado un cambio radical. Está más animada, los dolores de espalda han desaparecido, se levanta sola, habla más, más sociable…es un cambio impresionante. Mil gracias a todo el equipo de la residencia.