Mi abuela ha estado en esta residencia y no podemos estar más agradecidos. El trato ha sido excelente, siempre con cariño, respeto y mucha atención a sus necesidades. El personal es cercano y muy profesional. Muchas gracias a Bárbara y su equipo, nos ha dado mucha tranquilidad saber que estaba en tan buenas manos. ¡Gracias por cuidar tan bien de ella!
La residencia es un hotel de 5* y está en un entorno idílico. El personal, desde la directora al último empleado, educado, profesional y facilitando la estancia con un cariño y atención inmenso. Con la rehabilitación y cuidados que he tenido unme puedo ir a casa en 12 días. Sólo tengo palabras de agradecimiento por todo lo que me han ayudado en el post operatorio de mi operación de cadera.
Mi suegra ha fallecido en el día de ayer en esta residencia, perdón, su casa de estos 6 últimos años. No ha podido estar mejor cuidada, atendida, medicada... No tengo palabras para expresar el agradecimiento que guardo a todos: Bárbara, el Dr. Arzuaga, Mar... y todos y cada uno de los auxiliares tan perfectamente dirigidos por Bárbara. Ir a visitar a mi suegra, era ir a verla a una maravillosa casa, inundada por la luz de todos sus ventanales, donde nunca faltaban flores, un ambiente tranquilo, la atención de Aarón, Mar, o cualquier auxiliar que estuviera en ese momento. Mi suegra ya no está, ya se ha ido, pero se ha ido estando en una maravillosa habitación con una brisa que entraba por la terraza... Que descanse en Paz.
La residencia Ciudad Patricia ha sido para nosotros la mejor elección para mi madre. Entró hace 6 años con Alzheimmer y desde entonces cambió por completo su carácter y su salud. Solo tengo buenas palabras para Ciudad Patricia. Sus zonas comunes, las habitaciones, los cuartos de baño, los patios soleados, la limpieza, el entorno, todo es simplemente fuera de lo normal. He conocido muchas residencias pero ninguna como ésta. A ello contribuye de manera muy importante el personal. Desde Bárbara, la gran directora que orquesta de manera eficiente todos los recursos, hasta las recepcionistas, pasando por Mar, siempre tan amable y atenta así como todos los asistentes que cuidan con todo el cariño a los abuelitos. Mención especial merece el personal médico, y concretamente el doctor José María Arzuaga, jefe médico de la residencia, quien nos tiene perfectamente al corriente de cualquier incidencia o tratamiento. Su profesionalidad está fuera de toda discusión y el cariño y proximidad que profesa a los pacientes y sus familiares es encomiable. En definitiva, mi madre ha encontrado aquí una nueva familia que la cuida con todo el afecto que necesita y la serenidad y la paz que requiere. No la cambiaríamos de residencia por nada del mundo, y eso que vivimos a 500 km de allí pero desde la distancia estamos muy tranquilos con las videollamadas y las visitas que hacemos con bastante frecuencia.
Un equipo maravilloso capitaneado por barbara un chica muy cercana y amable . Un sitio a tener en cuenta para nuestros mayores