Tom es un maestro del arte de la vida (en holandés diríamos Levenskunstenaar). Muestra un consuelo en la incomodidad que sólo pocas personas que conozco dominan. Como coach, no sólo es un gran oyente y un conector sensible, sino que tampoco duda en colocar un espejo y lanzarte algunas reflexiones sobre ti mismo que normalmente dan en el clavo. Definitivamente puedo recomendar a Tom como entrenador y como una persona muy amable e inspiradora.