Hoy hemos tenido el placer de disfrutar del menú degustación de este restaurante, y la experiencia nos ha sorprendido gratamente. Desde el precio hasta la calidad de las raciones, todo superó nuestras expectativas. El menú incluye cinco entrantes para compartir, un plato principal a elegir entre varias opciones, y un postre también a tu gusto. Las raciones eran generosas y elaboradas con productos de calidad. La comida nos ha encantado de principio a fin. 💫 Entrantes que nos conquistaron Cada uno de los platos ofrecía una combinación de sabores original y muy bien pensada: • El pan brioche relleno de pulled pork fue, sin duda, nuestro favorito. Una explosión de texturas y salsas perfectamente integradas. • Los tacos DIY con guacamole, carne en salsa y una especie de pico de gallo creaban una mezcla deliciosa al gusto de cada uno. • Otro tartar con salsa de pimientos y un ligero toque cítrico sorprendió por su frescura y equilibrio. • Las mazorcas de maíz, alejadas de lo convencional, venían especiadas y acompañadas de salsas que te transportaban directamente a la India. • Y la ensalada con burrata fresca y vegetales variados cerró la ronda de entrantes con una armonía de sabores que hacía que cada bocado brillara. 🍕 Platos principales: Como principal elegimos dos pizzas y un canelón. Las pizzas eran de tamaño mini, algo que agradecimos, ya que con lo anterior uno ya va bastante saciado. • La pizza carbonara y la pizza tandoori fueron nuestras elecciones. Esta última nos encantó por su sabor exótico que evocaba aromas y matices de la cocina india. • El canelón tenía una textura cremosa, con una bechamel sedosa que se fusionaba con el relleno en una combinación realmente deliciosa. 🍰 Postres: el cierre perfecto Para terminar, pedimos tres postres: • Una torrija de gofre, • Una tarta de queso con maracuyá, • Y una cuajada de coco. Todos estaban riquísimos y ofrecían un cierre dulce y memorable a la experiencia. ⚠️ El único punto a mejorar: el servicio La única pega que encontramos fue el funcionamiento del personal. El servicio resultó algo desorganizado; en varias ocasiones tuvimos que repetir las comandas o recordar ciertos detalles a los camareros. Parece que su sistema de organización necesita mejorar para estar a la altura de la cocina. 🌺 Ambiente y detalles que marcan la diferencia Más allá de la comida, el entorno es muy bonito y acogedor. La decoración te transporta a un jardín encantado, con plantas reales como una pimientera que aportan un toque natural. Además, el baño estaba impecable, algo que siempre se agradece y habla muy bien del cuidado general del lugar. Además, De fondo suena una música agradable y fácilmente reconocible, que aporta el toque perfecto para realzar la experiencia. 💬 En resumen… Este restaurante nos parece una auténtica joya. Por un precio más que razonable, se ofrece un menú completo y lleno de sabor. Ideal para una ocasión especial o simplemente para darse un capricho sin romper el bolsillo. ¡Volveremos sin dudarlo!
Sofía nos atendió muy atentamente. Un placer. La comida estaba muy buena. Sin duda repetiremos. Menú del día estupendo por el precio. Una pega: hacia calor dentro del local. Por el resto, todo genial.
Una lastima. Mucho marketing en un local bonito con mucho ruido y con comida escasa, fría y de baja calidad. Pedimos tres entrantes de los cuales solo estaban decentes los tacos. La berenjena era una sutil capa con salsa encima y el aguacate relleno de crema Filadelfia con especias. Lo peor fueron los principales. La pasta fría pasada y con nata! El atún mínimo con mucho puré y el costillar que tenía un buen aspecto estaba lleno de grasa con muy poca carne. El servicio pésimo. No se acordaban de las comandas y te retiraban todos los platos antes de que terminásemos todos. Hubo un momento que estaba la mesa limpia y solo estaba el plato de mi hija que se lo habían traído más tarde y nosotros mirando. Lo dicho, mucha imagen pero nada más. para no volver.
Mucho postureo pero el local y la atención al cliente deja bastante que desear… Directamente para no volver. Sábado por la noche, 22:00h, fui a cenar con mi pareja. Los camareros parece que van perdidos, tardaron más de 20 min solo en venir a la mesa (y eso que el local no es tan grande porque los espejos a los lados simulan la profundidad). Habíamos ido a otros Begin y queríamos ver cómo está construido el local y qué platos tienen de diferencia respecto a otros. Ninguno, una pena. Lo único bueno, es que la comida está rica, pero es escasa y eso que yo no como mucho. Pero el tamaño del postre de coco es cuanto ni menos irrisorio. El ambiente en el local es de jolgorio, la mesa que teníamos al lado literalmente no paraba de gritar. Entiendo que algunas personas pueda tener un tono de voz elevado, pero creo que para el bienestar del demás personal se deberían de tener unas medidas o al menos un control por parte del responsable de la sala. Llega la hora de la cuenta, se la pedimos a nuestra camarera y 25 min después seguimos esperando.. Al final me acerco a la puerta y en la entrada le digo a la camarera de barra que me cobre porque me parece de descaro, a lo que me giro y veo a la camarera que nos estaba atendiendo irse tan contenta con su patinete cruzando el restaurante. ¿Es real? ¿Es necesario? ¿En serio es tan difícil dar una correcta y óptima atención al cliente? Trabajo en el gremio y os aseguro que no. Por supuesto no recomendaré a mis amigos y conocidos que vayan a este lugar. En fin…
Chulísimo decorado el local, precios muy razonables y atendían rápido y ligeros. Una carta variada y con opciones deliciosas, tamaños buenos. Nosotros pedimos de entrante guacamole y coca de la terreta, principales canalón de carrillera salvaje y faschetti de trufa, parmesano y longaniza valenciana, de postre mango bowl y tarta lotus. Todo riquísimo, bien satisfechos de nuestra elección.