No tengo palabras suficientes para agradecer todo lo que la Residencia ha hecho por mi abuela. Desde el primer día, nos hicieron sentir como en casa, con un trato cálido, profesional y lleno de humanidad. El personal es simplemente excepcional: atentos, cariñosos y siempre dispuestos a brindar lo mejor de sí mismos. Las instalaciones están impecables, con espacios luminosos, jardines cuidados y zonas comunes pensadas para el bienestar de los residentes. Las actividades diarias son variadas y estimulantes, y realmente se nota cómo cada residente es tratado con dignidad, respeto y mucho cariño. Mi abuela ha recuperado la sonrisa, se siente acompañada y segura, y eso no tiene precio. Saber que está en buenas manos nos da una tranquilidad inmensa. Sin duda, recomendaría esta residencia a cualquier familia que busque lo mejor para sus seres queridos. Gracias de corazón por todo lo que hacen cada día.
Mis tíos son usuarios de la Residencia Los Almendros. Sólo puedo tener buenas palabras para este centro. Todo está impecable y el personal es fantástico, si bien quiero hacer una especial mención al fisioterapeuta Abelardo. GRAN PROFESIONAL, cercano y muy humano, ha conseguido en unos meses que mi tío Jesús, con un grave problema de movilidad y cognitivo y postrado en silla de ruedas por una rotura de cadera, pueda tener cierta autonomía, pueda caminar con ayuda de un andador y un profesional al lado, sea capaz de levantarse de la silla, y realice ejercicios de psicomotricidad. El cambio en todos los aspectos que ha dado mi tío es increíble. Está más despierto, más contento... Sin duda una y mil veces confiaría en Abelardo como rehabilitador. Recomendable 100% esta Residencia.
La Residencia ha sido una bendición para nuestra familia. Desde que mi padre ingresó, hemos notado un cambio increíble en su estado de ánimo y su calidad de vida. El equipo humano que trabaja aquí es admirable: siempre con una sonrisa, atentos a cada detalle, y con una paciencia infinita. Lo que más valoramos es el ambiente familiar que han logrado crear. No es solo un lugar para vivir, es un hogar. Las habitaciones son cómodas, la comida es casera y deliciosa, y siempre hay actividades pensadas para mantener a los residentes activos y felices. Además, la comunicación con las familias es constante, lo que nos da muchísima tranquilidad. Sabemos en todo momento cómo está mi padre, qué necesita, y cómo se siente. No podríamos haber elegido un lugar mejor. Gracias por cuidar con tanto amor a quienes más queremos.
Sólo tengo palabras de agradecimiento. Mi padre los meses qué paso allí se sintió querido. Todo el personal se volcó en darle cariño y apoyo en sus malos momentos. Sólo me queda daros las gracias por haber cuidado y querido a mí padre. ❤️
Quería dar las gracias a todo el equipo, en especial a la directora. Nos recibió el otro día, Anaís dijo que se llamaba. Muy atenta, amable y servicial. Mi madre lleva ocho meses y está muy contenta. Dice que la quieren mucho y la tratan muy bien, son muy atentas y responsables con ella. El servicio de habitaciones y comidas es excepcional, muy completo. Nosotros las veces que hemos ido salimos encantados con todo el personal, nos hacen sentir muy bien, como de la familia. Es un lugar muy acogedor.